Cambios
Cambios... inevitables cambios.
El otro día en una de mis clases de Mindfulness les contaba que ahora Pedro hace respiraciones conscientes y comienza no sólo creer sino practicar la atención plena. Y mi mente me dice: ¿Qué te parece Carmen? Me parece genial, me anima a creer en que cualquier puede decidir cambiar o implantar algo nuevo en su vida en cualquier momento. Lo cual me encanta. (Mi mente también me dice: ¡Manda narices que ahora por leer a Thich Nhat Hanh lo hace y a mi ni puñetero caso!, osada de mi, compararme con Thich).
Este es el libro, muy recomendable, como todo de Thich Nhat Hanh.
Enfin, que la vida es un cambio constante. Nada es para siempre. Renovarse o morir. Los cambios son una oportunidad de crecimiento. Podría seguir escribiendo y escribiendo frases acerca de lo bueno y necesario que es cambiar. ¿Seguro??? Con lo bien que estoy yo dentro de mi zona de confort, cambiar ¿para qué? Esto me decía una persona el otro día ¿Por qué tengo yo que cambiar a estas alturas?
Sinceramente, nos resistamos o no, cambiar es inevitable, es necesario y forma parte de la vida. Si bien, reconozco que hay una fiebre bastante loca con la necesidad de cambiar: cambia tu vida, consigue la vida que deseas, saca tu poder personal y un montón de eslogans muy comerciales y muy apetecibles pero que creo que nos conducen a dos cosas: creer que podemos cambiarlo todo y creer que cambiar es fácil.
1. Podemos cambiarlo todo.
Cada día observo que es fácil sentirnos descontentos, incluso cuando uno
tiene una buena vida,
porque tendemos a centrarnos en lo que nos falta y a dejarnos llevar por
el entorno que nos rodea, creyendo que eso que hacen o tienen los demás
nos haría más felices. ¿Y si no fuera así? Y si hacer un montón de cambios constantemente en búsqueda del "estado perfecto" no condujese directamente a un mayor nivel de felicidad. De hecho, obsesionarnos con la felicidad constante nos garantiza el convertirnos en unos infelices, es la ley del esfuerzo invertido (A.Watts).
Casi todo puede mejorarse, cierto, incluso aquello que ya va bien, pero de verdad, también tenemos derecho a vivir, a sentir y a disfrutar de aquello que tenemos a pesar y pese a que pueda existir otra mejor opción. Para muchas personas esto parece una actitud de conformismo que les resulta muy desagradable o identifican con el fracaso, supongo que nuestra sociedad así nos lo hace ver y es difícil para ellos cambiar esa creencia.
Sin embargo, la vida no va de tener "éxito" o "fracasar", va de vivir, de sentir, de conectar, y claro que podemos trabajar para tener "eso" que deseamos pero también podemos aprender a valorar lo que tenemos. Sino, ¿qué hacemos mientras no conseguimos nuestros deseos? ¿Vivir una condena? Yo te propongo que valores lo que tienes a la vez que intentes hacer lo que puedas para lograr lo que deseas. Valora tu vida, de verdad, es lo único que ahora tienes.
Por ejemplo: Tengo derecho a disfrutar de mi mini hogar a pesar de que existan otros pisos enormes, mejor situados o más bonitos. ¿Dónde creeis que me conduciría el pensamiento de que mi piso es muy pequeño y que sería más feliz en otro? (Aviso: no es factible ahora mismo que este elemento cambie a corto plazo). Ese pensamiento me conduce a la frustración y a comenzar a cogerle manía a mi dulce y bonito hogar o pensar que si no me cambio de casa no voy a ser feliz, cosa que no quiero que ocurra. Y yo lo que quiero ser capaz de vivir y valorar mi casa independientemente de a la vez sea consciente de que haya otras seguro mejores y más bonitas.
Además... si no viviese por aqui no disfrutaría de esta preciosa imagen tan a menudo
Así que os hago de nuevo otra propuesta:
- ¿Qué os parece si nos enfocásemos en cambiar la capacidad de valorar/vivir/disfrutar la vida que tenemos?
- ¿Qué os parece si nos enfocamos en incrementar o mejorar nuestra capacidad para vivir esta vida que tengo?
- ¿Cómo podríamos hacerlo? ¿Qué ideas se os ocurren?
2. Cambiar es fácil.
Igual me equivoco, pero desde mi experiencia cambiar no es sencillo, cuesta trabajo e implica compromiso, fuerza, claridad, y mucha pero que mucha renuncia. Sí, RENUNCIA. Conseguir cambios en nuestra vida implica renunciar a aquellas cosas que nos están impidendo conseguir cambiar. A veces hay que renunciar a actividades y otras veces a creencias o ideas de cómo tenían que ser las cosas.
Sé que no suena muy apetecible esto de renunciar... pero si yo quiero ser esa persona que dedique un tiempo a la escritura y el blog me toca renunciar quizás a irme a desayunar al Matisse hoy Domingo, y creedme que ambas cosas están en mi lista de pequeños placeres que me ayudan a vivir, así que.. me toca elegir. Si estas leyendo esto ¿qué crees que he elegido? :)
Los cambios comienzan con pequeños pasos, es decir, con ACCIONES. Pero antes de eso, tenemos que conectar con aquello que sí podemos cambiar, este acorde con nuestros valores y queramos los suficiente como para comprometernos con nosotros mismos a hacer lo que sea necesario para conseguirlo.
¿Y cómo hacemos todo esto? Pues por el principio y despacito, como decía Napoleón: visteme despacio que tengo prisa. Vamos a comenzar por plasmar en un papel las respuestas a estas pregunta, dedicadles un tiempo, coged papel y boli y contestadlas. Es el primer paso.
- ¿Y si cambiar fuera posible? ¿Qué tendría que hacer para empezar?
- ¿Cómo puedo empezar, poco a poco, a añadir a mi vida elementos que sean coherentes con la persona en que deseo convertirme?
- ¿Cómo sería si dejo que mi yo (escritora, aventurera, profesional) sea quien tome las decisiones, de ahora en adelante? ¿Qué haría de forma distinta a lo que estoy haciendo ahora?
Abrazos
Carmen
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