Cómo salir del túnel sufrimiento
Imagina un momento de tu vida en el que
alguien con quien te relacionas haya hecho algo que te haya sentado mal, por
ejemplo: no te haya invitado a alguna celebración o por ejemplo te haya dicho:
“¡Ese pelo/camiseta/pantalón te queda fatal! (Respecto a mi pelo siempre hay
todo tipo de comentarios: canas, volumen, rizos. Da mucho juego para entablar
una conversación :)). ¿Lo tienes ya en mente? Vale, continuamos.
Después de algo así, ¿Qué es lo que a veces comenzamos a pensar o decir?
¿No podría ser la gente de otra manera? ¿Por qué me ha dicho eso? ¿Qué habrá querido decir?,No lo entiendo. ¿Por qué se comporta así?, ¿Qué le he hecho yo a él/ella para que me trate de esta forma? No lo soporto. Si tu mente te asalta con estas preguntas ¡CUIDADO! Disminuye la velocidad, cruce peligroso, en serio, disminuye la velocidad. PARA. Estás a punto de entrar en el Túnel del sufrimiento.
¿No podría ser la gente de otra manera? ¿Por qué me ha dicho eso? ¿Qué habrá querido decir?,No lo entiendo. ¿Por qué se comporta así?, ¿Qué le he hecho yo a él/ella para que me trate de esta forma? No lo soporto. Si tu mente te asalta con estas preguntas ¡CUIDADO! Disminuye la velocidad, cruce peligroso, en serio, disminuye la velocidad. PARA. Estás a punto de entrar en el Túnel del sufrimiento.
Para aquellos que hace mucho tiempo que no
atraviesan un túnel: son oscuros, en algunos la oscuridad es tan profunda que
podríamos pensar que nos hemos quedado ciegos. Ahora estaréis pensando… pero
Carmen, los túneles actuales están iluminados, ¡por suerte!, algunos lo están.
Sin embargo, este en concreto no suele tener mucha luz. En este túnel la
oscuridad es tal, que nos paraliza, nos inmoviliza, la falta de claridad y la
agitación que se vive en su interior genera tal malestar que a veces
confundimos estar en su interior con un estrategia útil para aliviar el dolor.
Dentro de este túnel comienzan los
pensamientos: “No lo puedo soportar”, “no
lo entiendo”, “es mucho pedir que... me llame, me abrace, me salude, etc.”,
“por qué se comportará así” y un largo etcétera. Además de mis pensamientos
añadimos las sensaciones, que yo diría que aparecen en primer lugar, respiración acelerada, opresión en la
garganta, en el pecho, sensación próxima
al llanto, etc. Mi cuerpo me manda las señales oportunas para que yo tenga
claro que lo que está ocurriendo no es bueno para mi, no me gusta, me daña o me
genera malestar.
Los seres humanos nos caracterizamos por
intentar encontrarle significado a todo lo que nos sucede y cuándo alguien se
comporta de una forma que no esperamos, no nos gusta o no entendemos, solemos
frustrarnos, enfadarnos y quejarnos de lo que acaba de ocurrir. NORMAL. Tenemos
derecho a expresar lo que sentimos, el dolor que nos causa lo que está
ocurriendo.
Muchas personas acuden a la consulta para
conseguir que no les afecte lo que los otros les hacen o lo que no hacen.
¡Tachán! No tengo ni idea cómo se hace
para que lo que duele, no duela y desconfiaría de cualquiera que me dijese que
sabe cómo hacerlo a no ser que fuese un anestesista. (Otra declaración fatal para
mi imagen de “psicólogaguayquelosolucionatodohastaloquenosepuede”
¡¡Ahhh!!!).
Ahora os estaréis preguntando… ¿Y qué
hacemos? ¿Qué podemos hacer para intentar salir poco a poco del túnel este
túnel oscuro? ¿Qué focos podemos poner para que no nos dé tanto miedo avanzar
hacia adelante y así ser capaces de encontrar la salida?
Comparto contigo algunos focos que, no sé
si serán los mejores, pero pueden darnos la luz necesaria para salir de la
oscuridad y continuar con nuestra vida:
1.
ACEPTA QUE DUELE.
Coge aire respira y acepta
eso que estás sintiendo o pensando. No hagas cómo que no pasa nada. CONECTA con
ese sufrimiento porque por alguna razón ha aparecido.
Las emociones son sabias, no son enemigas a las que combatir,
escúchalas.
¿Cómo se escucha una
emoción? No hace falta que abraces un árbol, ni que medites en una cueva
vestido con una túnica granate, ni que vayas al Tíbet (aunque sin duda es una
de las mejores cosas que podrías hacer en tu vida), es más fácil: simplemente
párate, respira, escribe, llora, abrázate después para sentirte un poco mejor,
tómate algo caliente, mira al infinito un rato, lo que quieras, pero evita negar el dolor.
Lo que duele, duele.
No tienes porqué ponerte así, aunque debo decir que... es muy agradable y ayuda.
2.
EVITA DARLE AL INTERRUPTOR DE
LOS PORQUÉS.
Al entrar en el túnel
solemos darle al “clic” de los porqués, analizar para después seguir
analizando. Esta estrategia no ayuda que haya más luz, sino que además de
oscuridad, comienza a viciarse el aire que respiramos dentro del túnel: ¿Es el otro el que está equivocado o soy
quién estoy percibiendo la realidad de manera distorsionada? Es aquí dónde
casi todos nos liamos porque es muy complicado responder. Así que vamos a
dejarla en suspense, sin contestar, puede
que seas tú quién se equivoca, puede que sea el otro, vamos a avanzar un poco
más.
Pon la atención en ti,
sigue respirando hasta que el torbellino vaya calmándose, necesitamos algo de
claridad. Intenta responder con honestidad, como dicen mis maestras Lourdes y
Yoli, responde desde “tus tripas”: ¿Qué
sé objetivamente?, ¿Cuáles son los hechos?, ¿Qué sientes en tu interior?,
¿Estoy haciendo suposiciones acerca de la otra persona?, ¿Necesito información
adicional para entender mejor lo que ha pasado? ¿Cuál ha sido mi papel en todo
esto?
Sé que responder no es fácil pero merece
la pena intentarlo.
3.
RECUERDA: LO QUE LA OTRA
PERSONA HAGA, NO DEPENDE DE TI.
Una vez que hemos
conectado y expresado ese dolor comienza a apreciarse un poco más de claridad
al fondo del túnel pero no tanta como para avanzar con seguridad.
Quizás ahora tienes más
claro que la otra persona (tu amigo/a, tu pareja, tu compañero/a de trabajo, quién sea),
no te ha tratado como te gustaría, pese y a pesar de que tú pudieras haber
hecho otra acción diferente o tengas algo que mejorar en tu conducta: NO TE
GUSTA CÓMO TE HA TRATADO.
Así que, vamos a conectar
otro foco: NO DEPENDE DE TI LO QUE LA OTRA PERSONA HAGA. Entonces ¿Quieres
decir que tengo que cambiar yo? ¿Yoooo??? ¡Sí claro! ¡Que te lo has creído! Carmen,
ibas muy bien pero esto no me lo esperaba. Si es el otro quién me falta al
respeto, quién no me tiene en cuenta, o quién me genera ese dolor ¿Por qué
narices tengo que cambiar yo? Ya, ya lo
sé y entiendo la rabia y la impotencia que genera. Que conste en acta que no pretendo justificar a los malos, “los
malos son malos y punto”.
Lo que ocurre es que
aunque sea el otro quién lo haga mal: sólo podemos cambiar lo que depende de
nosotros, así que enfocarnos en que sean los otros los que cambien, nos condena
a quedarnos en el túnel, lugar del que llevamos todo el post, queriendo salir.
4.
ENFOCATE EN LA SALIDA.
Tenemos algo más de luz:
lo que acaba de ocurrir duele, he dejado de buscar el porqué, no depende de mi el comportamiento del otro y yo quiero salir de este
dolor y malestar.
¿Qué hacemos ahora? Enfócate
en la acción.
¿En cuál? En aquella que te permita encontrarte mejor, conectando con la persona que quieres ser a largo plazo. Así que no nos vale usar un bazoca para matar a la mitad de la población. (Sé todos los que me leeis son muy empáticos y sensibles con el sufrimiento del otro... por eso no nos vale esa estrategia aunque a veces entren ganas de usarla;).
Comienza a actuar y asumir la responsabilidad
de lo que sí que depende de ti, dejando de torturarte o enfadarte por lo que no depende de
ti:
· Puedes hacer hipótesis generosas del comportamiento del otro (Por
ejemplo: quizás no me ha visto, no ha
tenido la capacidad de expresarme la verdad, etc.).
· A pesar de la hipótesis generosa, ponle límites a esa persona que
te ha dañado. También puedes alejarte de esa persona por completo pero esto no
siempre es posible.
· Decanta el dolor y enfoca la atención en ti para continuar
adelante con tu vida, tus proyectos y tus sueños.
· Aprende de lo que acaba de ocurrir para protegerte en el futuro.
Gracias
a conectar con el presente, puedes enfocarte en tu futuro.
Nada de lo que he escrito aquí es fácil de
llevar a cabo, ni es fácil escribir algo así sin tener la sensación de que me
dejo miles de matices por aclarar, pero cómo ya sabemos, la dificultad, el
miedo y la incertidumbre no desaparecen, tenemos que actuar con ellos y a pesar
de ellos (con el pájaro en el hombro como
digo en consulta), así que igual que yo le doy al clic para publicar, con
la duda: ¿me habré explicado bien?. Te pido que intentes tú caminar hacia la
salida del túnel aunque tu duda sea: ¿seré
capaz?.
ENFOCATE EN LA ACCIÓN Y SIGUE ADELANTE.
TU VIDA DEPENDE DE ELLO.
Carmen
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