Cuándo una relación se termina
Somos capaces de casi todo para huir de nuestra soledad y evitar enfrentarnos a nuestros propios sentimientos. Podemos ser capaces de resignarnos, de no ver más allá y convertirnos en personas sin ilusión, sin esperanza y sin capacidad para luchar por aquello que queremos en nuestra vida.
Podemos ser capaces de continuar nuestra vida al lado de otra persona que nos acompañe, que esté a nuestro lado en el sofá, que incluso en algunos momentos nos abrace, nos anime y con quién compartamos algunos momentos alegría, pero a quién en el fondo de nuestro corazón, sabemos que no amamos, porque cuándo se ama, el amor inunda la vida como si fuese un motor, un gran motor que hace que nos proyectemos y nos convirtamos en la mejor persona que podemos llegar a ser.
Y todo esto, ¿por qué? Puede ser por el miedo al cambio, miedo a sentirnos solos, miedo a no sentirnos amados, deseados, en definitiva miedo. Miedo a todas aquellas emociones que despierta en nosotros el imaginar no tener pareja.
Lo más saludable para nosotros es aceptar que la persona que más nos quiere, nos cuida y con la que más tiempo pasaremos en esta y en las vidas que existan, somos nosotros mismos, es el comienzo de un bonito y gran camino que comienza por nuestro propio descubrimiento, nuestro cuidado, es el reestablecimiento de nuestro equilibrio emocional.
De hecho, y aunque parezca una utopía sólo desde el amor se puede amar.
Lo más saludable para nosotros es aceptar que la persona que más nos quiere, nos cuida y con la que más tiempo pasaremos en esta y en las vidas que existan, somos nosotros mismos, es el comienzo de un bonito y gran camino que comienza por nuestro propio descubrimiento, nuestro cuidado, es el reestablecimiento de nuestro equilibrio emocional.
De hecho, y aunque parezca una utopía sólo desde el amor se puede amar.
Carmen Bes Rozas
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